Programa RAIZ – Red Abierta Integrada de Apoyo a la Gestión Local

Los tres ejes del programa (gobierno abierto, desarrollo local, e innovación en la gestión pública) en la presentación de Gabriela Larrauri, su coordinadora:

 

La denominación “PROGRAMA RAIZ” refiere a la posibilidad de profundizar el trabajo territorial, los vínculos e interacciones al interior de la administración pero también con el medio y el entorno como elementos claves del desarrollo y la innovación. Alude igualmente a la posibilidad de ver y entender a cada municipio y comuna, como cada “RAIZ”, con sus propias necesidades y desafíos desde que se trata de reconocer y fortalecer el potencial endógeno de cada localidad y región. Entendemos que solo desde una raíz fuerte y sana al interior de cada gobierno local será posible desplegar la capacidad de iniciativa y liderazgo que requiere la construcción de un proyecto colectivo.
La Universidad Nacional de Córdoba cuenta con los recursos técnicos y profesionales, las habilidades y competencias que se requieren para capacitar, asistir y formar a quienes tienen la responsabilidad de llevar adelante la gestión pública. Se trata entonces, de abrir la Universidad a la sociedad y transferir conocimiento pero también de construir conocimiento a partir de los saberes y capacidades locales.

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Fuente: https://www.unc.edu.ar/extensión/objetivos-y-fundamentos-8

Innovar es agregar valor

Por Mónica Rosemberg*

“Innovar o morir”, podría ser el lema hoy.  En el mundo de la información,  las personas y las organizaciones están obligadas a buscar nuevos productos o servicios para satisfacer demandas cada vez más exigentes. Claudio Tecco en “Innovaciones en la Gestión Municipal y Desarrollo Local” plantea un enfoque integral de innovación en la gestión municipal y se pregunta ¿Qué hacer? es decir cuáles son los nuevos campos de intervención de los gobiernos locales. ¿Con quién y cómo hacerlo? ¿Qué tipo de organización se requiere para los nuevos desafíos? 

Es común que los Gobiernos, en todos sus niveles, inviertan en innovación pero pocas veces cambian sus modelos de gestionar la información, las personas que trabajan en ella y la manera de acercarse a los ciudadanos. Así, innovar en la gestión pública es una asignatura pendiente y ofrece oportunidades poco exploradas o difícilmente implementadas hasta el momento, en parte porque se ignoran las particularidades de cada sociedad, sistema u organización y se proponen soluciones uniformes o “paquetes enlatados” para realidades y culturas muy diversas (Tecco, 2002).

Adicionalmente, la organización del sector público, la burocracia tradicional, está diseñada sobre pilares poco flexibles, relaciones jerárquicas, procesos estandarizados, y supuestos criterios de “racionalidad”. En una empresa innovadora predomina la colaboración entre áreas frente a la competitividad; se reconoce tanto el logro colectivo como el individual; prevalece la confianza frente el control; el poder se basa en el valor que aporta cada persona y no en la posición que ocupa; se conocen las opiniones de los clientes y se dialoga con ellos; los errores se aprovechan como fuente de aprendizaje; y se apuesta por programas que fomenten la colaboración, la cooperación y el aprendizaje entre los compañeros.  Por este motivo, innovar en la gestión implica un cambio muy profundo que va más allá de la innovación en productos o servicios. ¿Es posible pensarlo en el sector público? Gobierno Abierto nos propone este cambio.

En realidad, cualquier organización puede innovar en su gestión, independientemente de su tamaño, su sector o su evolución histórica. Lo que requiere es un cambio de paradigma porque significa convertir “la innovación en un asunto de todos”, independientemente de la posición que se ocupe.

El éxito “innovador” depende entonces de variables como: liderazgo transformador, cultura y valores que impulsen el aprendizaje y la capacidad emprendedora, acompañado por políticas innovadoras, porque la innovación no se improvisa, requiere tiempo y reconocimiento por los logros y cambios obtenidos.

La cultura de un Gobierno, su ADN, aquello que define su personalidad, es el modo en el que realiza y agrega valor en su actividad, en su relacionamiento con sus públicos (empleados, proveedores, ciudadanos, contribuyentes, otros organismos públicos, periodistas, etc.) y en el contexto que genera para que ambas cosas sucedan.

El  contexto es  aquel “porqué” hacemos lo que hacemos, es un campo de entendimiento y propósito que muchas veces es invisible y que se hace presente a través de los resultados de la actividad y del relacionamiento.

Agregar Valor en la Actividad: se suma valor cuando –en el proceso de dar solución a viejos problemas- se logra que el proyecto o la actividad que se realiza resulte una experiencia enriquecedora y motivadora para todos los grupos impactados logrando mayor adhesión, participación y colaboración. Para esto se requiere buena comunicación, capacitación, objetivos claros y acciones precisas.

Agregar Valor en el Relacionamiento: significa tomar el punto de vista de cada uno de los públicos que participan, comprendiendo y considerando las implicancias que supone el cambio y entender qué significa ese nuevo sistema.

Agregar Valor en el Contexto: implica poner foco y pragmatismo para observar, escuchar y trabajar sobre la resistencia al cambio, buscando la manera de alinear las energías de la organización con  objetivos teniendo en cuenta a todos los actores.

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*Licenciada en Psicología y Coach certificada por el International Coaching Community (ICC3929). Posee un postgrado en Comunicaciones Organizacionales (FLACSO) y  realizó un Programa de Liderazgo de la Universidad de Michigan-USA. Es Directora de Be-Up Argentina www.be-up.es, consultora especializada en Innovación de la Gestión de Personas con sede en España. Su especialidad son los temas vinculados a Cultura, Cambio y Desarrollo Organizacional. Obtuvo el  reconocimiento en la Categoría Responsabilidad Social Empresaria Meta 4 2014 por el desarrollo del proyecto “Teletrabajo e Inclusión” para PROVINCIA NET. Es docente en la Diplomatura en Negociación y Métodos Adecuados de Resolución de Conflictos Laborales y en la Maestría de Relaciones y Derechos Laborales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

Publicado en Cravacuore, Daniel (Comp): “Innovación en la Gestión Municipal”. Ed. Federación Argentina de Municipios (FAM) y la Universidad Nacional de Quilmes, Bs.As. 2002.

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Innovación en la gestión pública local

Por María Gabriela Larrauri*

La complejidad de las políticas públicas, en especial las políticas sociales, involucra –con mayor o menor intensidad- a los diferentes niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal. No obstante, en los últimos tiempos se advierte un mayor involucramiento de los municipios y la necesidad de trabajar desde el territorio.

En Argentina los municipios no tienen una forma única, debido a que es una facultada reservada por la Constitución Nacional a las provincias, y como resultado de ello hay provincias que otorgan a los municipios facultades limitadas y otros les conceden autonomía plena.

No obstante, cada vez más los gobiernos locales deben asumir un rol protagónico en el diseño, implementación y evaluación de diversas políticas sociales, en parte debido al proceso de descentralización de funciones desarrollado a partir de los ochenta. Esto supone un enorme reto en un contexto de recursos económicos y técnicos limitado.

En este cometido es útil distinguir entre políticas, programas y proyectos. En términos generales podemos afirmar que una política pública se conforma por un conjunto de objetivos, decisiones y acciones que lleva a cabo un gobierno, aunque ello no es necesariamente el resultado de un proceso lineal y deliberado de diseño. Las políticas públicas se cristalizan en programas y proyectos donde sí existe una construcción técnica, obviamente también política, y una definición del problema que se busca abordar. Los programas se conciben como un conjunto de proyectos que comparten similares objetivos. Los proyectos pueden ser definidos como la unidad mínima de asignación de recursos para el logro de uno o más objetivos específicos (1) . Los proyectos deben definir una población objetivo en función de la necesidad que se desea satisfacer, una localización espacial, y tiempos de inicio y finalización establecidos.

Estas instancias se distinguen por el alcance de los objetivos, los modos y supuestos para accionar, y los actores involucrados. En cualquier caso es relevante considerar que las políticas, y principalmente los programas y proyectos son procesos que se ponen en marcha, y se relacionan con otros programas y proyectos, con otras formas de organización, otros niveles de gobierno, con la sociedad, con la población objetivo, y su contexto. En términos generales, las políticas públicas son un proceso vivo y en permanente interacción y comunicación.  Pero además, las políticas, los programas y proyectos cada uno individualmente y también desde una perspectiva sistémica, conforman un “ciclo”, es decir se componen por distintas instancias que se retroalimentan. La última etapa retroalimenta a la primera y se reinicia el proceso completo. En este sentido se dice que es un proceso iterativo.

Pero además, la transferencia de responsabilidades al ámbito local municipal, conforma o debiera conformar un nuevo tejido de relaciones económicas, políticas, administrativas e institucionales. Se requiere así redefinir los términos de estas relaciones, tales como los niveles de competencias, las formas y niveles de coordinación y articulación entre la jurisdicción nacional, provincial y local, los mecanismos de distribución de los recursos, la localización de las instancias decisoras del entramado burocrático estatal, por citar algunos ejemplos.

A lo antes expuesto debemos agregar los condicionantes de época. La sociedad del conocimiento trae a un ciudadano más informado que desea participar de las decisiones políticas, y ello supone un desafío adicional para los gobiernos locales. La participación es más intensa, efectiva y comprometida por los asuntos de la ciudad en la que se habita. Un gobierno cerca de la gente implica amplios niveles de descentralización y nuevas vías de interacción, más flexibles y eficientes. En esta línea, se dan hoy iniciativas interesantes, como el denominado “crowdsourcing”, proceso por el cuál se convoca en forma abierta a un grupo indeterminado de personas a contribuir con ideas frescas y relevantes ante problemas complejos. La colaboración tipo “crowdsourcing” se utiliza para resolver problemas que requieren un esfuerzo de cooperación y se utiliza la competencia como un motivador para la participación. También existen iniciativas de “crowdfunding” que suponen la cooperación y confianza colectiva para depositar dinero, usualmente a través de Internet, en apoyo de distintos objetivos (emergencias, desastres, campañas políticas). Es una forma de financiamiento más flexible que los tradicionales y ha sido utilizado para organizaciones privadas más que gubernamentales (2).

Se requiere entonces, innovar en la gestión con un enfoque centrado en el ciudadano y en el territorio. Se necesita reestructurar procesos, simplificar funciones, trabajar en red y de manera colaborativa más que jerárquica, se impone una mayor coordinación entre gobiernos centrales y locales, mayor articulación de políticas, mejor distribución de los recursos, de información y de  competencias. En esta transformación al interior del Estado, los gobiernos locales ocuparan un rol central, que alcanzará amplia legitimación ciudadana en tanto sepan convertirse en espacios abiertos, flexibles, dinámicos, colaborativos, y esencialmente transparentes en la búsqueda de soluciones a las demandas sociales. 

(1) CIPPEC y UNICEF, “Monitoreo y evaluación de políticas, programas y proyectos sociales”, Fundación CIPPEC, Bs. As. 2012.

(2) CEPAL, “El desafío hacia el gobierno abierto en la hora de la igualdad”, Santiago de Chile, febrero 2012.

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*Abogada, especialista en derecho administrativo, regulación de telecomunicaciones y radiodifusión.

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